Responden Jack y Suzy Welch, autores del libro 'Winning'. Jack Welch, fue presidente de General Electric durante 20 años.
Hace cerca de un mes me graduaré como experto en administración de empresas y no tengo trabajo. He estudiado en una institución académica respetable, he tenido dos años de experiencia como asesor de comercios al por menor, y buenas referencias. He pasado meses enteros haciendo todas las cosas correctas para ser contratado. Por favor, ayúdenme.
Nombre retenido, Chicago
Usted se halla en una terrible situación, como miles y miles de personas. Se dice que en algunas escuelas de administración de empresas, inclusive las más famosas, más de un 30 por ciento de los graduados no han obtenido trabajo. Los reclutadores no suelen ir a las universidades como lo hacían antes. Y si lo hacen, es solo con propósitos de obtener información.
Muchas compañías, afectadas por el empeoramiento de sus resultados y alarmadas por pronósticos sombríos, han pospuesto las fechas para que graduados en las escuelas de administración de empresas comiencen a trabajar. En otras ocasiones, han rescindido sus ofertas. Eso es peor que una jungla: es un funeral.
Pero usted no nos pide que simpaticemos con su situación, nos solicita consejos.
Por lo tanto, veamos las tres recomendaciones que le ofrecimos a un graduado en administración de empresas, un veinteañero que nos visitó esta semana. Nuestro amigo, como usted, está todavía con las manos vacías y empieza a sentirse desesperado.
1. Puede asentarse y terminar amando lo que haga.
2. Puede volverse un poco loco.
3. Puede hacer su propia empresa.
Partamos de lo primero: asentarse. Es la opción más rápida y más fácil.
Mire, tal vez ya esté enterado que posiblemente no conseguirá el tipo de trabajo con que soñó cuando comenzó a estudiar administración de empresas hace algunos años. Aludimos a la empresa en que pensaba que iba a trabajar, al título y al salario. Cuando recién comenzó, creía que el cielo era el límite. Pero existe probablemente un trabajo, en alguna parte de este país o en el extranjero. Y ese trabajo le ofrecerá una razonable cantidad de experiencia relevante y un salario razonable.
Puede aceptarlo. Y, lo que es aún más importante, puede dedicarse a ese trabajo con gusto. A pesar de su decepción, podría comenzar a laborar de manera ardiente para innovar procesos, mejorar su equipo y hacerse indispensable ofreciendo más de aquello que le exigen.
Por ejemplo, en su caso, puede trabajar en algún negocio al por menor. Y su objetivo podría ser conseguir un desempeño tan estelar al punto de obtener un puesto de ejecutivo.
Quizás eso atraiga la atención de la sede nacional de la empresa. Por cierto, la labor cotidiana de hacer ventas y escribir cifras en la caja registradora podría parecer un lastimoso reintegro en relación a todo lo que gastó en sus años como estudiante en la escuela de administración de empresas. Al menos al principio.
Pero debe pensar en la estrategia que quiere seguir en su carrera. Si es un astro en una empresa sólida, eso es eventualmente un pasaporte a una mejor oportunidad allí o en otra firma. Con el transcurso del tiempo, su humildad y sus resultados, posiblemente serán recompensados.
Ahora vamos a tocar el segundo punto: volverse un poco loco. Ese es el enfoque que preferimos recomendar a egresados de escuelas de administración de empresas en las actuales circunstancias.
Pero un enfoque que solo recomendamos con cierta inquietud, pues no todos pueden llevar a cabo una campaña orientada hacia el ruego y la súplica, y seguir siendo al mismo tiempo una persona altamente simpática.
La idea es elegir uno o dos lugares donde siempre quiso trabajar, o los dos ejecutivos por los cuales usted daría uno de sus riñones a fin de poder laborar para ellos, y presentar su caso una y otra vez, y de la manera más creadora, atractiva y persuasiva que pueda.
Envíe cartas, mensajes por correo electrónico, haga llamadas telefónicas, cualquier cosa que sea necesario, para conseguir una entrevista de cinco minutos. Y si la logra, tendrá que concretar su objetivo mostrando una brillante pericia y gran energía positiva.
Sí, es una apuesta arriesgada. Pero si funciona -y esto es lo que nos agrada de ella- usted iniciará su carrera en el sitio adecuado. Y habrá tenido experiencia de qué es lo que necesita para ir adelante.
Finalmente, si asentarse o volverse un poco loco no funciona para usted, tal vez le convenga iniciar su propio negocio. Trate de determinar qué cosas sabe, y en qué puede descollar, encuentre un amigo que pueda aportar algo, como cerebro, contactos, capital inicial o escasa necesidad de descanso. Luego, como cualquier otro empresario, tendrá que salir y ponerse a vender.
Por ejemplo, si descuella como consultor, entonces acepte trabajos por cinco mil o diez mil dólares. O negocie con clientes por un porcentaje en el incremento de ganancias que usted podrá conseguir, o en los ahorros que creará. Conoce la rutina y posiblemente también conozca los riesgos.
El actual medio ambiente en materia económica hace que la opción de convertirse en un empresario sea un extraordinario acto de coraje. Solo usted sabe si cuenta con ese tipo de temple.
No queremos parecer duros: solo intentamos ser realistas. Estas son épocas sin precedentes para los egresados de las escuelas de administración de empresas (y para todos los buscadores de trabajo).
Eso requiere un nivel desusado de estar al tanto de uno mismo. La crisis económica global seguramente durará uno o dos años más, y carece de sentido estar esperando a que ocurra un milagro.
Tiene realmente solo tres opciones. Elija una y siga avanzando.
Pueden enviarles preguntas al correo electrónico a Winning@nytimes.com.